Ángel del pasado
Summary
¿Qué
pasa cuando ya lo tienes todo? ¿Cuándo nada te falta? Pero aun así
sientes un vacío en el pecho, un vacío
que solo se puede llenar por besos y caricias de esa única persona que no está
junto a ti… que pasa cuando tu pasado no te deja de vivir, cuando te recriminas
día y noche lo estúpida que fuiste…
Prologo
Tengo
todo lo que deseaba tener, absolutamente todo, la más grande, lujosa y
espectacular mansión de Miami. Tengo los últimos y mejores modelos de autos.
Tengo personas que limpian, que cocinan para mí, que cuidan y riegan mis
grandes jardines, personas que cuidan de mí, mejor dicho que vigilan de mí,
exorbitantes tarjetas de crédito en los grandes bancos… como he dicho lo tengo
todo, y la vez nada…
Porque
lo que más deseo es lo que nunca tendré.
Lo que
estuvo en mis manos y se fue.
Y por
lo que hasta el día de hoy pago
Por el
ángel del pasado
Capitulo
uno… mi realidad
- ¡me vas a
acompañar y punto, eres mi esposa y debes estar conmigo! ¿O que, Te quieres
quedar para menearle el trasero a todos mis amigos?
- ¡Eres un
idiota! Y no, no quiero ir a tu estúpido viaje - dije con firmeza
Me
cargaban esos viajecitos con él. Que se fuera solo, me daba lo mismo,
incluso mejor para mí… pero que me llevara con el, eso era una tortura,
fingir que éramos un matrimonio intachable, feliz y lleno de amor. Pero lo peor
de esos viajes era que tenía que verle la cara todos los santos días a mi
querido y amado esposo. En cambio los días comunes, nos veíamos solo unos
minutos, gracias al cielo, porque no lo soportaba más de unas horas.
Las
noches eran un infierno para mí, y llena de gozos en las cuales él no llegaba,
ya sea por el trabajo o por alguna desafortunada amante que tuviera por
ahí, la verdad me importaba poco si tenía una o mil. Lo único que sentía hacia
aquellas mujeres era lastima, ¡pobres estúpidas! No saben con qué cacho se
están metiendo.
- ¿Es que acaso tú
no entiendes? ¡No te estoy preguntando! Debes ir, al menos así puedes pagar
todo lo que gracias a mi tienes.- lo mire con furia, y sabía que me
arrepentiría de decir lo que tenía en la punta de mi lengua, pero ya era tarde.
- ¡solo soportando
tu poca hombría pago hasta lo que me falta!
Y sí. Me
arrepentí, como siempre sucedía. Cuando James se sentía acorralado, atacaba sin
importarle nada, porque esta vez y como siempre, caí en la cama, por la
bofetada que me regalo con tanto amor mi marido. Estúpido Idiota.
La
verdad estaba acostumbrada, ya ni siquiera gastaba mis lágrimas en él.
James
se arrodillo a mi lado, junto a la cama, y toco delicadamente con la punta de
los dedos, el mismo lugar donde antes me había golpeado. Me dolía, me ardía,
pero no me queje, había aprendido a no demostrarle debilidad
- ¿Te das cuenta que
si hicieras todo lo que yo te pido nunca pasaría esto?- dijo con voz gentil
- No soy una de tus
empleadas, soy tu esposa- por su mirada me arrepentí inmediatamente de lo
que había dicho
- ¿Entonces si eres
mi esposa por que no cumples con tus obligaciones en mi cama?- un escalofrío
azoto mi cuerpo. Se inclinó a besarme, y yo me levante de la cama rápidamente.
- No- susurre
aterrada- James por favor otra vez no- no le tenía miedo a sus golpes pero si a
sus abusos.
- Shii- me hizo
callar, poniéndome su dedo índice en mis labios.
- Voy al viaje te lo
juro- intente suplicar desesperada aun con su dedo en mi boca.- pero por favor,
por favor no… - el negó con la cabeza. Empecé a tiritar
- Cambie de idea
bella, ya no quiero que me acompañes- sonrió- ahora quiero que me complazcas.
Me
empujo bruscamente hasta que caí nuevamente en la cama, y allí me poseyó a su
voluntad y en contra de la mía…
Habían
pasado más de dos horas desde que James se fue a su viaje, y había terminado de
usar mi cuerpo para satisfacer sus necesidades más bajas… pero yo aún seguí
acostada, no quería levantarme pero la necesidad de darme una ducha pudo con
todo lo demás, luego podría echarme a llorar, hasta que las lágrimas acabasen.
Cuando
tome un baño en el enorme jacuzzi me sentí mucho mejor. Me mire en el espejo y
suspire, James me había dejado un moretón debajo del ojo derecho. Eso era común
en mí, mi piel era demasiado pálida, casi translucida a pesar de las muchas
sesiones en el solárium por lo que quedaba marcada con facilidad. Al menos me
quedaba el consuelo de James se había ido por una semana entera a Paris.
Me puse
un vestido blanco de tiras muy sencillo me acosté en la cama, donde minutos
antes había sido forzada a tener sexo, la entrepierna me dolía, esta vez al
igual que las otras había sido muy salvaje, descargando toda su ira en el sexo.
Mis lágrimas bañaban mis mejillas… pero sabía que luego me repondría vengándome
con las tarjetas de créditos.
Unos
golpes en la puerta me hicieron pegar un salto de la cama y limpiarme las
lágrimas con rapidez.
- ¿Quién es?-
pregunte tratando de ganar tiempo.
- Soy yo bella-
respondió una voz cantarina al otro lado de la puerta. Suspire aliviada.
- Pasa Alice
Mi
mejor amiga entro con agraciados pasos hacia el interior de mi habitación. Pero
paro de danzar apenas me vio. La sonrisa desapareció de su rostro entrecerrando
los ojos.
- ¡De nuevo!- no era
una pregunta- ahí bella ¿hasta cuándo? – seguía hablando mientras
buscaba en mi closet el botiquín de primeros auxilios. Se sentó en mi cama a mi
lado, rebusco un par de cosas en el maletín y saco un poco de algodón y
povidona*- mira cómo te dejo esa bestia- se lamentó mientras ponía esa
sustancia que hacía que mi cabeza diera vueltas.
- Los siento Alice…-
me disculpe aun sabiendo que yo no tenía la culpa
- Por dios
bella… no te disculpes solo hace que duela más- vi por el rabillo del ojo como
Alice derramaba unas lagrimas por mi culpa.
Cap 2
Ángel del pasado ♥ cap dos
- no Alice no
llores- me sentía culpable de que llorara por mi- perdóname...
- ¿Perdonarte? ¡Por
favor Bella, es el quien te golpea! ¿Cómo me pides perdón?
- Ok... ¿Qué te
parece si olvidamos todo y nos vamos de compras?- suspiro aunque le brillaron
los ojitos.
- No quiero... además
estas huyendo del tema, quiero que termines con esto, separarte, denúncialo
¡pero no te quedes sin hacer nada!
- Alice sabes que
no puedo. Además no te creo eso de que no quieras ir de shopping, ni aunque
estuvieras poseída por un demonio anti compras dirías que no.- esta vez sonrió
un poco, pero solo un poco. Se acercó a mí.
- Amiga no quiero que
sigas aguantando esto, puede haber otra forma.
- Sabes que no la hay
Alice- me pare de una forma brusca- sabes que es imposible...
- Pero...
- Pero nada ¿cuántas
veces hemos discutido este tema? Y sabes que no se puede- suspiro resignada.
- Yo voy a ir de compras... no
se tu- esa era la carnada perfecta. Y pico el anzuelo
- Bueno... no se diga más,
¡nos vamos!
Salto de la cama eufórica. A mí
no me gustaba salir de compras, pero era mi única manera de compensar todo el
sufrimiento que le causaba a mi amiga, con lo de mi vida con james, sentía que
estaba en deuda con ella, por el resto de mi vida. Además era una manera de
desquitarme de aquel monstruo, haciendo estragos aquellas tarjetas, aunque para
los bolsillos del solo fuera una pequeña cosquilla.
Nos compramos todo lo que
veíamos, hasta el punto de que Mike, mi chofer no se veía entre tantas bolsas.
Siempre agradecía vivir en una ciudad
donde el sol siempre brillara, ya que era una excusa perfecta para usar los
lentes de sol que cubría aquellos moretones que quedaban luego de cada golpe. Sería
ridículo andar con lentes oscuros en pleno día de lluvia, lo único que me
quedaría seria pasarme todo el día encerrada en la casa, y eso era una tortura,
prefería salir y distraerme, en vez de pasar todo un día pensando en cosas
perturbadoras.
Ya era casi media noche, y decidí
pasar a ver a Charlie ya que Alice tenía que regresar a su casa, con Jasper su
novio, que al mismo tiempo era hermano de james, me había costado un montón
convencer a Alice que no le dijera a Jasper de lo que ocurría con su hermano,
hasta tal punto de prometerle que en caso que diera algo, le quitaría el habla
para siempre, ella se lo creyó pero yo sabía perfectamente que sería incapaz de
hacer algo así, la adoraba por sobre todas las cosas, y aunque le digiera lo
que me pasaba a la misma policía sería incapaz de sentir rencor por ella...
ella era mi mejor amiga, y era de esperarse que se preocupara y sintiera
aquella impotencia que a mí me carcomía día a día.
La familia Cullen tenía como
miembros a mi suegro, Carlisle Cullen, él era un amor de persona, todo cariñoso
y respetuoso, al igual que sus hijos Emmett, Jasper, Esme la madre de ellos
había fallecido hacía ya muchos años a causa de un accidente automovilístico.
Habían veces, es decir, siempre me preguntaba de donde había salido el carácter
tan posesivo, agresivo, explosivo de james, ya que su otro hermano era igual
que su padre y mucho mejor, aquel que desde hace mucho tiempo no se sabía nada,
aquel que había causado tanto daño y no solo a mí, aquel hombre en que siempre
pensaba, aquella persona causante de todas mis desgracias... el cuarto de los hermanos
Cullen. Preferí dejar de pensar ya que iba conduciendo por la carretera y
sentía como mis ojos sé humedecían de tan solo pensar en él.
Llegue a la casa de Charlie, una
preciosa casa de dos pisos que yo misma le había comprado para su comodidad, aunque
me rechisto bastante finalmente se dio por vencido introduje las llaves y gire
la puerta, estaba todo oscuro como siempre, subí las escaleras golpee la puerta
de su recamara con mis nudillos.
- adelante.
Murmuro una voz femenina, lo
bastante bajo, eso quería decir que mi padre estaba durmiendo, últimamente se
pasaba más tiempo de lo permitido durmiendo. Entre silenciosamente apenas
tocando el piso con mis pies.
Y allí como siempre se encontraba
la enfermera de unos cincuenta años de edad, que cuidaba a mi papa, sentada en
una mecedora de la esquina de la habitación con un libro en las manos, creo que
era “el amor en los tiempos del cólera”
- ¿Cómo está?- pregunte
bajito.
- Bien... ya se tomó
todas sus medicinas, le bajo un poco la temperatura a eso de las dos de la
tarde, pero ya se regularizo- suspire.
- ¿Hace cuánto que cayó
en sueño?
- Un poco menos de media
hora, estuvo mucho rato preguntando por usted- se me formo un nudo en la
garganta.
- ¿Casilda nos puedes
dejar solos un momento?
- Pero por supuesto. Estaré
cenando en la cocina si necesita algo.
- Gracias- sonrió y cerró
la puerta detrás de ella.
Me saque lo lentes y me acerque
silenciosamente a mi padre, sentándome a la orilla de la cama, alargue mi mano
y acaricie su cabeza, solté un llanto reprimido cuando sentí el tacto en mi
mano de una piel calva, no había ya un solo pelo a la vista, eso era signo de
que todo iba mal.
- papi siento mucho no
haber venido hoy, es que Alice... ya la conoces...
Hipé aguantándome las lágrimas, él
no me escuchaba pero aun así no quería admitir que intencionalmente me había
demorado, solo para que él no me viera en el estado que me dejo james, ese
maldito bastardo, pero pese a todo yo le tenía mucho agradecimiento, gracias a él,
perdón, a su dinero mi padre aún seguía con vida. Hace exactamente dos años el
cáncer a la sangre llamado leucemia venia comiéndose a mi papa. Cada día lo
empujaba más a la muerte, cada momento le hacia la respiración más difícil.
Me sentía impotente, dios sabía
que no había dejado de consultar a un solo médico... y sí, me iba bien. Mi
padre seguía un tratamiento intensivo, con medicinas que no podría comprar yo
sola, por eso es que no podía liberarme de james. En el caso de hacerlo, sería
como arrancarle con mis propias manos el corazón de Charlie, yo no podía hacer
eso. Después de que mi madre nos abandonara para marcharse con su amante un tal
Phil cuando yo solo tenía quince años, mi padre paso día y noche preocupado por
mí, dándome alimentación, educación y cariño cumpliendo el rol tanto de padre
como de madre, y por eso le estaría eternamente agradecida, era la persona que más
amaba en el mundo... por el sería capaz de aguantar toda una eternidad al lado
de mi esposo. Y james lo sabía, siempre me sacaba en cara de que yo le debía la
vida de mi padre, y era verdad. Como decía, los médicos daban esperanzas de
vida, solo con el tratamiento indicado. ¡Pero cada día estaba más mal! Me ardía
el corazón verlo como moría lentamente, la leucemia lo consumía, estaba pálido,
su pelo ya no estaba, tanto como el de la cabeza, como las cejas, las
pestañas... había bajado más de treinta kilogramos, estaba en los huesos... se
quejaba a cada momento, había sido operado seis veces, para cambiarle órganos
que el cáncer había dañado, y otra vez... si no fuera por james yo jamás
hubiera podido conseguir los órganos que mi padre necesitaba cada cierto
tiempo. Como dice un dicho, el dinero mueve montañas, y yo había sido testigo
de eso. Mi padre se quejaba día a día, por los dolores, antes no lo hacía, pero
con el paso del tiempo se hicieron insoportables, hasta el punto de comprar
morfina para calmar aquellos dolores que lo hacían gritar...
Mis lágrimas caían incesantes por
mis ojos.
- papi saldremos de esta... ya lo
veras... podremos irnos los dos solos, tengo algunas propiedades a mi cuenta
lejos de aquí, donde podremos empezar una nueva vida... tu... y... yo...
felices papito- los sollozos no me dejaban hablar- ¿por qué?- como si nunca me
hiciera esa pregunta- ¿por qué tu papa? No té lo merecías, ¡por dios! Eres el
mejor papa del mundo, el mejor hombre... – me tape la boca con mis manos, ya
que mi llanto era cada vez más fuerte.
Ya basta Isabella lo vas a despertar susurre
para mí. Me despedí dándole un beso en la frente, para luego limpiarle las
lágrimas que en su rostro habían caído.
- Dulces sueños, papa. Te
amo.
Bueno chicas, aqui les deje estos capis que ya han sido publicado en mi antiguo y amado blog, pero prefiri publicarlo nuevamente por aquellas que no lo han leido, y por las que se les haya olvidado.
a mi me encanta esta historia *-*
estoy ansiosa de publicar nuevamente
espero les haya gustado, besitos mis amores *-* y un abrazo gigante a la distancia